1941, en los tranquilos salones de un lujoso crucero en ruta hacia Argentina, Mirko Czentovic, el campeón del mundo de ajedrez, se enfrenta, en un única partida, al Señor B, un aristócrata vienés, cuyo increíble dominio del ajedrez nació durante el Anschluss.
Czentovic es un verdadero enigma. Hijo de un barquero eslavo, a los doce años su padre muere y es acogido por el párroco del pueblo, quien hizo todo lo que pudo por instruir a un muchacho apático y silencioso, pero todos esos esfuerzos fueron en balde.
El sacerdote solía jugar al ajedrez con el Brigada de la Gendarmería, una noche tuvieron que interrumpir la partida, pues el párroco tuvo que salir a toda prisa a administrar una extrema unción de última hora.
El Brigada se quedó solo con Czentovic y se fijó en su imperturbable mirada sobre el tablero, le preguntó, bromeando, si quería terminar la partida y, en tan solo catorce jugadas, Czentovic derrotó al Brigada..
La segunda partida acabó del mismo modo, Czentovic era un genio del ajedrez. El joven prodigio se enfrentó a todos los jugadores destacados de la región y ganó a todos sus contrincantes sin excepción.
El Conde Simczic, un fanático del ajedrez, se hizo cargo de los gastos para completar su formación.
Al cabo de medio año, Czentovic dominaba todos los secretos del ajedrez, aunque con una curiosa limitación, pues carecía de la menor imaginación y era incapaz de jugar una partida a ciegas. Sin embargo, ello no supuso impedimento alguno para su asombrosa carrera.
Después de ganar todos los torneos de Estados Unidos, Czentovic se dirige a Argentina en busca de nuevos triunfos.
B. dirigía un bufete de abogados en Viena, asesoraba sobre problemas jurídicos y gestionaba los patrimonios y fortunas de los grandes conventos y algunos miembros de la familia imperial austriaca.
Entonces llegó el Anschluss y los nazis empezaron a expoliar a la Iglesia y los conventos.
B. fue detenido por las SS y fue trasladado al Hotel Metropole, que hacía las veces de cuartel general de la Gestapo.
Allí fue alojado en una habitación individual. En contra de lo esperado, no le hicieron nada, se limitaron a situarlo en el vacío más absoluto. Le despojaron de sus objetos personales y fue expulsado del mundo exterior.
Nada que hacer, nada que oír, nada que observar, aquella habitación se convirtió en el entorno de la nada, sin espacio y sin tiempo.
B. esperaba y esperaba, Y seguía esperando y pensando y pensando, hasta que le dolían las sienes, pero no pasaba nada.
Estaba solo, no le estaba permitido ver ningún rostro humano, ni escuchar voz alguna. Ni la vista, ni el oído, ni ningún otro sentido recibía estímulo alguno. Vivía fuera del mundo, fuera del espacio.
Luego empezaron los interrogatorios. Poco a poco, sus nervios empezaron a deshacerse, sus fuerzas flaqueaban, sentía cómo se iba acercando el momento en el que lo diría todo.
Entonces, ocurrió algo totalmente imprevisto que lo salvó: durante uno de los interrogatorios, B. consiguió apoderarse de un libro sin que su interrogador se diera cuenta.
Cuando volvió al infierno de su habitación, B. descubrió que el libro era un sencillo repertorio de 150 partidas de ajedrez famosas.
B. no sabía nada de ajedrez, pero disponía de todo el tiempo del mundo, así que empezó a reconstruir mentalmente las partidas.
En dos semanas ya era capaz de jugar de memoria, y sin ningún esfuerzo, todas las partidas del libro..
B. era capaz de reconocer el toque personal de cada uno de los Grandes Maestros como se identificaba a un poeta por sus versos.
Y también sucedió algo inesperado, el ajedrez aumentó la capacidad de resistencia de B. frente a las falsas amenazas y los argumentos capciosos de la Gestapo. Nunca más volvió a flaquear en los interrogatorios.
Cuando sus verdugos entendieron que B. no les contaría nada, decidieorn excarcelarlo y expulsarlo de su amada Austria. B. se convirtió en un apátrida.
Ahora, los destinos de Czentovic y B. se cruzarán, en medio del océano, en las sesenta y cuatro casillas de un tablero de ajedrez.
Guionizado y dibujado por David Sala, el álbum "El Jugador de Ajedrez", adaptación de la novela homónima de Stefan Zweig, que fue publicado, en mayo de 2018, por Astiberri, tiene 128 páginas a color y puede ser adquirido por un precio de 21,00 euros.