Escrito por Ben Macintyre y publicado por Editorial Crítica, el libro "Agente Sonya: Amante, madre, soldado, espía" tiene 464 páginas y puede ser adquirido por un precio de 23,90 euros. Ésta es su sinopsis:
Si hubieras visitado el pintoresco pueblo inglés de Great Rollright en 1945, quizá habrías visto a una mujer delgada, de cabello oscuro e inusualmente elegante saliendo de una granja de piedra llamada The Firs y montándose en su bicicleta.
Tenía tres hijos y un marido llamado Len, que trabajaba en la cercana fábrica de aluminio. Era afable pero reservada, y hablaba inglés con un leve acento extranjero. Hacía unos pasteles excelentes. Sus vecinos de los montes Cotswold apenas sabían nada de ella.
Ignoraban que la mujer a la que llamaban señora Burton era en realidad la coronel Ursula Kuczynski del Ejército Rojo, una comunista devota, oficial condecorada por el ejército soviético y una espía muy experimentada que había llevado a cabo operaciones en China, Polonia y Suiza antes de llegar a Gran Bretaña por orden de Moscú.
No sabían que tenía tres hijos de tres padres diferentes, ni que Len Burton también era agente secreto.
Desconocían que era una judía alemana, una férrea opositora del nazismo que había espiado contra los fascistas durante la segunda guerra mundial y ahora espiaba a Gran Bretaña y Estados Unidos en la nueva guerra fría.
Tampoco sabían que en la letrina exterior situada detrás de The Firs, la señora Burton (en realidad se escribía Beurton) había construido un potente radiotransmisor conectado al cuartel general del espionaje soviético en Moscú.
Los habitantes de Great Rollright no sabían que, en su última misión en la guerra, la señora Burton había infiltrado a espías comunistas en una operación estadounidense de alto secreto en la que unos agentes antinazis saltaron en paracaídas sobre el moribundo Tercer Reich.
Esos «alemanes buenos» supuestamente espiaban para Estados Unidos, pero en realidad trabajaban para la coronel Kuczynski de Great Rollright.
Pero el trabajo encubierto más importante de la señora Burton fue uno que condicionaría el futuro del mundo: estaba ayudando a la Unión Soviética a fabricar la bomba atómica.
Durante años, Ursula había liderado una red de espías comunistas infiltrados en el programa británico de investigación de armas atómicas.
Estos facilitaban información a Moscú que a la postre permitiría a los científicos soviéticos ensamblar un dispositivo nuclear propio.
Estaba plenamente involucrada en la vida del pueblo. Sus bizcochos eran la envidia de Great Rollright.
Pero, en su vida paralela, era en parte responsable de mantener el equilibrio de poder entre Oriente y Occidente y, según creía, de impedir una guerra nuclear robando la ciencia del armamento atómico a un bando para dársela a otro.
Cuando se montaba en la bicicleta con su cartilla de racionamiento y sus bolsas, la señora Burton iba a comprar secretos letales.
Ursula Kuczynski Burton era madre, ama de casa, novelista, técnica experta en comunicación radiofónica, espía magistral, correo, saboteadora, fabricante de bombas, combatiente de la guerra fría y agente secreta, todo al mismo tiempo.
Su nombre en clave era «Sonya». Esta es su historia ...
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