En los años veinte del pasado siglo, la comunidad india de los Osage en Oklahoma era la población de mayor renta per cápita del mundo.
El petróleo que yacía bajo sus propiedades les convirtió en millonarios: construyeron mansiones, tenían chóferes privados y mandaban a sus hijos a estudiar a Europa.
Pero un espiral de violencia asoló esta comunidad cuando sus miembros empezaron a morir y a desaparecer en extrañas circunstancias.
La familia de una mujer Osage, Mollie Burkhart, se convirtió en un objetivo principal. Sus tres hermanas fueron asesinadas. Una fue envenenada, otra murió a tiros y la tercera falleció en una explosión.
Otros miembros de la comunidad de los Osage morían en circunstancias misteriosas, y muchos de los que se atrevieron a investigar los crímenes fueron también asesinados.
Cuando el número de muertos alcanzó los veinticuatro, el recién inaugurado FBI decidió intervenir y fue uno de sus primeros grandes casos de homicidio.
Después de que la investigación resultara un desastre, el joven director J. Edgar Hoover acudió al antiguo capitán de los Rangers de Texas, Tom White, para que resolviese el misterio. White estableció un equipo infiltrado, incluyendo a un agente nativo en el grupo.
Escrito por David Grann, el libro "Los asesinos de la Luna. Petroleo, dinero y homicidio en la creación del FBI", que fue publicado, en enero 2019, por Literatura Random House, tiene 368 páginas y puede ser adquirido por un precio de 20,90 euros.
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