Bertie Wooster se siente muy disgustado. Ha sido invitado a abandonar su domicilio por el administrador de su piso, pues ninguno de sus vecinos puede aguantar ni un minuto más su práctica persistente con el banjo.
Bertie es también abandonado por su fiel ayuda de cámara, Jeeves, quien ha tomado la decisión de dejar de prestarle sus servicios, dado que su señor no parece dispuesto a abandonar tan horrible afición.
Su viejo cámarada Chuffy, Lord Chuffnell, parece ser el único que se apiade del pobre Bertie y le ofrece una casa de campo de su propiedad.
Sin embargo, la tranquilidad de Berie se verá alterada por la llegada de Pauline Stoker, una bella y rica heredera de la que Bertie estuvo enamorado hace unos años.
Pauline le confiesa a Bertie que se está enamorando de Chuffy y que piensa que es correspondida.
Cómo es habitual, Jeeves no está lejos de su antiguo empleador y consigue colocarse como ayuda de cámara al servicio de Lord Chuffnell,
Después de una conversación, en la que Jeeves informa a Bertie sobre los motivos por los que Chuffy no termina de declararse a la joven heredera, ambos deciden unir sus fuerzas e ingenios para conseguir que su amigo y Pauline pasen por el altar. A partir de aquí, el enredo está servido.
La Inglaterra rural y aristocrática es idealizada y descrita con fina ironía por P. G. Wodehouse en "¡Gracias, Jeeves!", novela incluida en el primer volumen de la colección de omnibuses publicados por la editorial Anagrama que recupera, para deleite y admiración de las almas sensibles, las divertidas aventuras del tándem formado por Bertie Wooster y Jeeves.
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