En 1854, a los cuarenta y siete años, Jacon Christian Jacobsen transporta en secreto dos recipientes de una valiosa levadura a su cervecería de Copenhague, dónde ya había producido la primera Carslberg en 1847.
Esta levadura viene de la cervecería de Gabriel Sedlmayr, el gran cervecero alemán fundador de Spatenbrau en Münich.
Es el mismo Sedlmayr que, con su colega vienés Anton Deher (considerado como el cervecero más importante del momento) había conseguido producir la primera "Laguer" industrial en 1841.
Estos dos hombres colaboraron con el inglés Balling y el francés Pasteur en el estudio de la estructura química de la levadura.
En 1857, Pasteur logró explicar por completo los sutiles mecanismos de la fermentación dando de este modo el empujón definitivo a la cervecería industrial.
En 1854, un tal Adolphus Bush deja su ciudad natal de Mayence con destino a los Estados Unidos de América, donde contraerá matrimonio con la hija de uno de sus compatriotas, Eberhard Anheuser, que acaba de adquirir una pequeña cervecería deficitaria en San Luis.
Mientras que en Amsterdam, un muchacho de doce años llamado Gérard Heineken ignora aún que diez años más tarde fundará la que será la cuarta cervecería más grande del mundo.
En 1854, Charles Steenfort es un jovén que sueña con huir a cualquier precio de una vida de miseria y explotación, incluso si eso le lleva a renunciar a todo lo que ama.
En 1873, la industria cervecera vive una revolución. Durante el Congreso Internacional de la Cerveza en Viena, Jacobsen presenta su primera Carlsberg en botella y el alemán Karl Von Linde expone los principios de la refrigeración artificial, y, precisamente, en los laboratorios de ese mismo Jacobsen, el químico Emil Hansen consigue por primera vez, en 1883, cultivar levadura en estado puro: la "Saccharmyces Carlsbergensis".
En 1884, a pesar de que la mayor parte de los cerveceros aún lo ignoran, se abre de forma definitiva el camino para la producción industrial de cerveza.
En 1886, Margrit Feldhof es una mujer misteriosa de origen alemán que no se detendrá ante nada ni ante nadie para mantener la flote la cervecería que tanto le costó levantar a Charles Steenfort.
1907 es un año récord para Bélgica, este pequeño Estado, de poco más 30.500 kilómetros cuadrados, cuenta con más cervecerías que municipios, 3.887, con una proporción total de 16.018.580 hectolitros importados (principalmente de la Alemania guillermina) para alcanzar el total de cerveza consumida por los belgas ese año.
En 1914, la Gran Guerra supone un golpe muy duro para los cerveceros belgas: racionamiento de cebada y carbón, dificultad para encontrar buena levadura, requisas de caballos, carretas y coches; pero lo peor llega a partir de 1917, cuando los ocupantes alemanes inician la requisa sistemática todo el cobre del país.
Privadas de sus cubas, muchas cervecerías se ven abocadas al cierre y ya no volverán a abrir sus puertas.
En 1917, Adrien Steenfort, hijo de Charles y Margrit, sirve como camillero en el Cuerpo Sanitario y ha recibido dos menciones por actos de valentía bajo fuego enemigo. Adrien participará en la toma de Merkem, donde resultará herido y caerá prisionero de los alemanes.
En 1930, la situación no es muy brillante para los cerveceros belgas. Duramente afectados por la Gran Guerra y la confiscación del cobre, obligados a volverse a equipar con escasa financiación, resisten mal el alza súbita de los tipos de interés.
En 1930, quedaban aún 1.556 cervecerías, con una producción total de 16.662.302 hectolitros. Diez años más tarde, no serán más que 938.
En esta coyuntura, la única regla que aplicar para sobrevivir es formar parte de los más fuertes.
Adrien se está convirtiendo en uno de los principales industriales de Bélgica. Duro, pero honrado en los negocios, marido y padre de familia ejemplar, héroe de guerra, es el modelo perfecto de ciudadano de élite y, además, políticamente virgen.
El Partido de Acción Nacional, un movimiento político de inspiración católica y conservadora, le propone que sea su candidato a las elecciones de 1933.
Poco a poco, Adrien se va convirtiendo en una marioneta en manos de los dirigentes del Partido de Acción Nacional. Su discurso de odio a los judíos y los comunistas lo llevará a enfrentarse con su familia y sus trabajadores.
Escrito por Van Hamme y dibujado por Vallés, el tomo "Los Maestros cerveceros: Charles 1854 - Margrit 1886 - Adrien 1917 - Noël 1932", que fue publicado, en julio de 2018, por Dolmen Editorial, tiene 208 páginas a color y puede ser adquirido por un precio de 34;90 euros.