sábado, 13 de octubre de 2018

RECOMENDACIÓN: "ESPARTERO, EL PACIFICADOR", DE ADRIAN SCHUBERT

"En las guerras civiles no hay gloria para los vencedores ni mengua para los vencidos. Tened presente que cuando renace la paz todo se confunde; y que la relación de los padecimientos y los desastres, la de los triunfos y conquistas se mira como patrimonio común de los que antes pelearon en bandos contrarios", Baldomero Espartero, 1837



Nacido en 1793, Joaquín Baldomero Fernández Espartero fue el noveno hijo de un carretero del pueblo manchego de Granátula de Calatrava

En 1809, a los dieciséis años, tras obtener un título en la Universidad de Almagro, ya en sí mismo algo raro en la España de la época, se presentó voluntario en el Ejército para luchar contra los franceses como soldado raso

Supo aprovechar la nueva apertura de los cuerpos de oficiales bajo el régimen antinapoleónico y llegó a ser teniente

Cuando terminó esta guerra volvió a presentarse voluntario, esta vez para ir a América a defender el Imperio contra los movimientos independentistas de las coloniasA lo largo de casi diez años combatiendo ascendió hasta el rango de brigadier general

Cuando estalló la guerra carlista en octubre de 1833 volvió a ascender, y en la batalla de Luchana era general en jefe del Ejército del Norte

Pero Espartero no fue en modo alguno un caso único a este respecto. En la época de incesantes guerras que se inició con la Revolución francesa, muchos militares habían disfrutado de similares carreras meteóricas.

Pero lo que ocurrió después del 24 de diciembre de 1836 fue verdaderamente excepcional, una historia asombrosa digna de Stendhal o de Gabriel García Márquez

En agosto de 1839, Espartero puso fin a la guerra del norte con una paz negociada que le mereció el título no oficial, pero perdurable, de "Pacificador de España". 

A ello siguió una excelente campaña en el Maestrazgo en que derrotó totalmente a los carlistas

Después, en poco tiempo, fue héroe del liberalismo progresista, presidente del Consejo de Ministros y, en mayo de 1841, regente del reino

Poco más de dos años después fue expulsado del país y marchó al exilio en Gran Bretaña, donde vivió cuatro años y medio antes de que se le permitiera regresar a España

Ante la revolución de julio de 1854, la reina Isabel II le llamó otra vez al poder. No pasaron más que un par de años antes de que fuera otra vez obligado a dejarlo

Se le permitió permanecer en el país y regresó a Logroño, ciudad natal de su mujer y lugar de adopción suyo, donde vivió el resto de su vida

Asombrosamente, el fracaso de sus dos mandatos en el poder no destruyó su popularidad

Después que una revolución destronara a Isabel II en septiembre de 1868, se produjo una impresionante campaña para nombrar rey a Espartero, que tenía entonces setenta y cinco años; como es sabido, rechazó la invitación del Gobierno revolucionario a ser considerado para este cargo

De hecho, hasta la consolidación de la restaurada dinastía Borbón después de 1875, su vuelta a algún cargo político fue repetidamente considerada como una posibilidad.

No hubo un solo Espartero, coherente y consistente. Como soldado, su ilimitado valor físico, e incluso temeridad, le granjearon éxito tras éxito en el campo de batalla

Como jefe militar imponía una feroz disciplina, no le asustaba emplear el fusilamiento como castigo, y se preocupaba auténticamente de sus hombres, procuraba ahorrar vidas e incluso empleaba sus propios bienes para alimentarlos y vestirlos

Como general en jefe distaba de ser un Wellington, un Napoleón o un Grant, pero su cautela le salvó de ser derrotado y al fin le hizo posible terminar la guerra con éxito

Era un hombre de guerra que entendía que la solución militar no siempre es la mejor. Tenía una enorme seguridad en sí mismo, y hasta arrogancia

Durante los últimos años de la guerra carlista llegó a pensar que tenía un conocimiento único y privilegiado de las necesidades y deseos del pueblo español

Era un nacionalista español para quien la unidad nacional era el santo grial y él mismo su campeón

Era un monárquico ferviente que pasó toda su vida pública sosteniendo un trono amenazado, pero que respaldó la república cuando ésta llegó

Valoraba la lealtad a los amigos por encima de prácticamente todo y la cultivó en su vida política, por lo que pagó un alto precio

Fue un marido fiel y cariñoso, emocionalmente dependiente de la mujer, María Jacinta Guadalupe Martínez de Sicilia y Santa Cruz, que tanto hizo a favor de su carrera.

Aunque le encantaba la adulación, no era ambicioso, al menos no del modo que lo eran muchos de sus contemporáneos, civiles y militares

No ansiaba cargos ni poder, y desde luego no disfrutaba con el pesado trabajo de la vida políticaNo entendía a los políticos, pero tampoco ellos le entendían a él

El general que podía enfervorizar a sus hombres con sus arengas y cuya audacia era decisiva en el campo de batalla se quedaba casi sin palabras en el Parlamento y vacilaba en momentos de crisis políticas, pero se aproximó más que nadie antes de 1870 a ser un jefe de Estado verdaderamente constitucional. 

Esta singular yuxtaposición de pasividad y dinamismo era algo que compartía con el presidente de Estados Unidos Ulysses S. Grant, que fue en muchos sentidos una figura comparable

Uno y otro fueron un "don nadie que llegó a ser casi todo"; ambos libraron guerras civiles con ferocidad y las acabaron con gestos que aspiraban a producir la reconciliación nacional; y ambos, después de sus gestas militares, iniciaron trayectorias políticas que han sido objeto de controversia 

No obstante su riqueza, Espartero era un hombre de gustos sencillos que rehuía todo lo posible la pompa y el brillo de Madrid, y cuyo pasatiempo favorito era plantar árboles

Era un hombre honrado en una época en que los españoles sentían que esto era algo de lo que adolecía seriamente la vida pública

Si tuvo algún modelo éste sería seguramente Cincinato, pero otro más cercano era George Washington

La descripción que hace Gary Wills del primer presidente de Estados Unidos como "un virtuoso de la resignación (…) que logró su poder por su disposición a renunciarlo", se adapta bien a Espartero

Tanto Cincinato como Washington fueron ejemplos de virtud republicana, pero apenas había espacio para esto en la España de Espartero

En una época que palpitaba con las novelas melodramáticas igual que ocurre ahora con "Juego de tronos", él y Jacinta fueron los virtuosos protagonistas de un melodrama auténtico que se representó en tiempo real

Escrita por  Adrian Shubert y traducida por Eva Rodríguez Halffter, la biografía "Espartero, el Pacificador", que fue publicada, en septiembre de 2018, por Galaxia Gutenberg, tiene 760 páginas y puede ser adquirida por un precio de 30,00 euros.

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