miércoles, 15 de julio de 2020

RECOMENDACIÓN: "IMPERIOS DEL MAR: LA BATALLA FINAL POR EL MEDITERRÁNEO, 1521-1571", DE ROGER CROWLEY


En los años posteriores a la conquista de Constantinopla, Mehmet encargó una copia de un mapa de Europa creado por el antiguo cartógrafo Ptolomeo e hizo que unos griegos se lo tradujeran al árabe

Allí estudió la configuración del mar con la atención propia de un depredador. Pasó el dedo por Venecia, Roma, Nápoles, Sicilia, Marsella y Barcelona; trazó el camino entre las columnas de Hércules e incluso Gran Bretaña atrajo su mirada

Los traductores se habían asegurado, prudentemente, de que ningún lugar estuviera marcado de forma más prominente que Estambul, y Mehmet no era consciente en esos momentos de que, en la otra punta del mar que ambicionaba dominar, los Reyes Católicos construían en España su propio proyecto imperial, nacido en el extremo occidental del mapa

Madrid y Estambul, como espejos gigantes que reflejaran el mismo sol, estaban al principio demasiado lejos una de otra para verse

Pero pronto las hostilidades las pondrían a ambas bajo los focos. Incluso el mapa de Ptolomeo, con sus penínsulas torpes y poco familiares y sus islas distorsionadas, transmitía un hecho esencial sobre el Mediterráneo: en realidad son dos mares, separados en medio por los estrechos entre Túnez y Sicilia, con la isla de Malta flotando en la corriente, como una mota extraña

Pronto los otomanos dominarían las aguas orientales del mar y los Habsburgo las occidentales. Con el tiempo, ambos convergirían sobre esa mota.

En 1521, Solimán el Magnífico conquistó la isla de Rodas, el bastión cristiano donde residían los últimos cruzados, los caballeros hospitalarios

Pero la caída de Rodas puso en marcha una cadena de acontecimientos que llevó a una guerra total en el Mediterráneo entre la Europa cristiana, liderada por España, y el mundo islámico.

El conflicto entre los otomanos y los Habsburgo se desarrolló a lo largo de un enorme frente que en ocasiones fue mucho más allá del propio mar

Europa batallaba con su enemigo en los Balcanes, en las llanuras de Hungría, en el mar Rojo y en las puertas de Viena, pero, al final, en el siglo XVI, los recursos concentrados de los grandes protagonistas confluyeron en el centro del mapa

Fue una conflagración de sesenta años dirigida por el biznieto de Mehmet, Solimán. La guerra se avivó en 1521 y alcanzó su máxima intensidad entre 1565 y 1571, seis años de derramamiento de sangre sin precedentes durante los que los dos grandes pesos pesados de la época —los turcos otomanos y los Habsburgo españoles— tomaron los estandartes de batalla de sus respectivas fes y lucharon a muerte

Emperadores como Carlos V, Felipe II o Solimán el Magnífico, piratas de leyenda como Barbarroja y generales como los Doria, Don Juan de Austria o Álvaro de Bazán protagonizaron esta épica guerra en la que Europa frenó el avance de los turcos otomanos. 

El resultado de esta gran guerra definió las fronteras entre el mundo cristiano y el islámico y condicionó la dirección futura de esos dos grandes imperios.

Escrito por de Roger Crowley y traducido por Joan Eloi Roca Martínez, el libro "Imperios del mar: La batalla final por el Mediterráneo, 1521-1580", que fue publicado, en septiembre de 2013, por Ático de los Libros, tiene 432 páginas y puede ser adquirido por un precio de 17,90 euros.

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