"... El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro-, el Cid cabalga".
Su nombre ya suena legendario, y lo sabe. No sólo por ser el único que, humilde infanzón castellano, se había atrevido a exigir juramento a un rey, sino porque batalla desde los quince años y nadie tiene un historial de armas como el suyo: batalla de Graus contra los aragoneses, campaña contra los moros de Zaragoza, combate singular en Calahorra contra el caballero navarro Jimeno Garcés, combate singular en Medinaceli contra el campeón sarraceno Utman Alkadir, batallas de Golpejera y Llantada contra el ahora rey Alfonso VI, asedio de Zaragoza, asedio de Coímbra, asedio de Zamora, batalla de Cabra contra el conde García Ordóñez y sus aliados musulmanes de la taifa de Granada, algara contra los moros de Toledo...
Siempre afortunado en la lid, siempre invicto. "Campidoctor", lo llaman a veces. Dueño del campo, o campeador.
Amado por unos y envidiado, temido y detestado por otros, había tomado como lema el de un emperador romano, sugerido por un abad amigo de su familia: "Oderint dum metuant" (Que me odien, pero que me teman). Está escrito en su escudo, en latín.
Ahora combate bajo la bandera de Mutamán, rey de la taifa de Zaragoza, sin renunciar a la suya.
Comanda cuatrocientas lanzas cristianas y moras. Su gente es disciplinada, sólida y de fiar. Sabe cargar sin descomponerse. Y está bien mandada. Cuatro de cada cinco hombres eran gente veterana.
Mutamán se dispone a hacer la guerra a su hermano Mundir, rey de la taifa de Lérida, al que apoyan el rey de Aragón y el conde de Barcelona.
Rodrigo y los suyos tendrán que asegurarle a Mutamán la frontera oriental: la cuña que se mete entre Aragón, los condados francos y la taifa de Lérida.
Eso significará pelear encajonados entre tres enemigos muy superiores, sin otra salida que el camino a sus espaldas. Y sin retirada posible.
Donde no llegue su espada, tendrá que llegar el miedo a aquel al que todos en la tropa, incluidos los moros, siguen a ciegas y llaman Sidi Qambitur, Señor Campeador.
Escrita por Arturo Pérez-Reverte, la novela "Sidi", que fue publicada, en septiembre de 2019, por Alfaguara, tiene 376 páginas y puede ser adquirida por un precio de 20,90 euros.
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