sábado, 2 de noviembre de 2019

RECOMENDACIÓN: "EL IRLANDÉS: JIMMY HOFFA. CASO CERRADO", DE CHARLES BRANDT


Ésta es la irrepetible y fascinante vida de Frank "el Irlandés" Sheeran, quien fue criado como un católico devoto y creció curtido por la Gran Depresión

Fue también un héroe endurecido en combate durante la Segunda Guerra Mundial, un oficial de alta graduación en la Fraternidad Internacional de Camioneros, un hombre al que Rudy Giuliani acusó, durante una causa de la Ley Federal contra la Corrupción y el Crimen Organizado, de "actuar compenetrado" con el Comité Directivo de La Cosa Nostra.

Frank fue uno de los únicos dos no italianos que constaban entre las veintiséis figuras principales de la mafia en la lista de Giuliani, en la que estaban incluidos los grandes jefes de familias como los Bonnano, los Genovese, los Colombo, los Luchese, el grupo de Chicago y los de Milwaukee, junto con unos cuantos "sottocapi" o vicejefes.

Frank fue un criminal condenado, un matón de la mafia y un compañero leal, aparte de padre de cuatro hijas y adorado abuelo.

En la década de los 50 del siglo pasado, Frank había perdido su trabajo como conductor de un camión de carnicería para la cadena "Food Fair", al sorprenderle intentando convertirse en su socio en el negocio (Frank había estado escamoteando carne y pollo que vendía directamente a los restaurantes). 

Así que Frank tuvo que empezar a aceptar encargos por día en la sede del Sindicato de Camioneros: conducía camiones para distintas compañías cuando sus chóferes habituales se ponían enfermos o les pasaba algo

También daba clases de bailes de salón y los viernes y sábados por la noche trabajaba como portero en el "Nixon Ballroom", una sala de fiesta de negros.

Aparte de eso, Frank se encargaba de llevar algunos "asuntos" para Russell "Russ Mcgee Bufalino, aunque nunca por dinero, sino por respeto

Russ era el jefe de la familia Bufalino, asentada al norte de Pensilvania y en buena parte de Nueva York, Nueva Jersey y Florida

Al tener su sede central a las afueras de Nueva York, Russ no pertenecía al círculo interno de las Cinco Familias de la ciudad; sin embargo, todas se acercaban a él para pedirle consejo en cualquier asunto

Si había alguna cosa importante de la que hacerse cargolas Cinco Familias le encomendaban el trabajo a Russ, y éste a Frank

Russ era respetado en todo el país. Después de que Albert Anastasia recibiera un disparo mientras estaba sentado en el sillón del barbero en Nueva York, le confiaron a Russ la dirección de esa Familia hasta que las cosas volvieran a estar en orden

No se podía obtener más respeto que el conseguido por Russ. Era alguien muy fuerte. El público jamás oía hablar de él, pero las Familias y los agentes federales sabían bien lo fuerte que era.

Un día Frank le dijo a Russ que quería ser parte del Sindicato de Caminioneros. Estaban en un bar en la parte sur de Filadelfia. Russ había concertado una llamada con Jimmy Hoffa en Detroit y se lo puso al teléfono

Las primeras palabras que le dijo Jimmy Hoffa al Irlandés fueron: Me han dicho que pintas casas (la pintura es la sangre que supuestamente salpica sobre las paredes y el suelo cuando le disparas a alguien). 

Frank le respondió a Jimmy: “Y también hago trabajos de carpintería” (con eso se refería a construir ataúdes, lo que viene a decir que uno también se deshace de los cuerpos).

Tras esa primera conversación, Jimmy le encontró trabajo en la Fraternidad Internacional de Camioneros, donde Frank ganaba más dinero que en todos los restantes trabajos juntos, incluido el robo de carne; además, recibía dinero extra para gastos.

Además, Frank se encargaría en lo sucesivo de manejar algunos "asuntos" para Jimmy, tal como lo hacía para Russ.

Escrito por Charles Brandt y publicado, en octubre de 2019, por Editorial Crítica, el libro "El irlandés: Jimmy Hoffa. Caso cerrado" tiene 464 páginas y puede ser adquirido por un precio de 19,90 euros.

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