lunes, 11 de noviembre de 2019

RECOMENDACIÓN. "KERSTEN. MÉDICO DE HIMMLER", DE PATRICE PERNA


El doctor Felix Kersten (1898-1960), nacido estonio y ciudadano finlandés, trató durante años los  dolores estomacales crónicos de Heinrich Himmler.

Pero Kersten fue mucho más que el terapeuta de Himmler, fue una especie de santo laico, capaz de comer sin cuchara con el Diablo para robarle algunas almas

Gracias a sus manos de masajista, tomó el control del cerebro de Himmler y salvó muchas vidas

Esa influencia de Kersten sobre Himmler comenzó a intrigar a  Heydrich -Jefe de la Gestapo y mano derecha de Himmler-, quien empezó a sospechar de la complicidad entre médico y paciente.

Heydrich creía que Kersten era un agente aliado infiltrado. Ésa fue una de las razones por las que los servicios de inteligencia británicos organizaron el asesinato de Heydrich por los patriotas checos.

Kersten estuvo en todo momento en el ojo del huracán. Fue espiado, vigilado y acosado por el Obersgruppeführer Kaltenbrunner. Un paso en falso y los nazis lo hubieran ejecutado

En 1941 evitó que tres millones de holandeses, llamados "irreconciliables", fueran deportados a Galitzia o a Ucrania

En marzo de 1945, cuando Himmler supo que había fracasado como Jefe del Ejército, se retiró a causa de una angina durante varias semanas al hospital militar de Hohenlychen

El 21 de marzo se le destituyó como jefe militar a petición de los generales de la Wehrmacht.

Todavía en las últimas semanas de la guerra, Himmler creía tener en los presos de los campos de concentración verdaderos rehenes con los que podría extorsionar a las potencias occidentales a fin de obtener concesiones, quizás incluso una paz independiente

Gracias a la mediación de Felix Kersten, hubo contactos en la Suecia neutral. El vicepresidente de la Cruz Roja sueca, el conde Folke Bernadotte, viajó en persona a comienzos de 1945 a Alemania para establecer una operación de rescate con la dirección de las SS

Cuando Bernadotte llegó a Berlín el 16 de febrero, Himmler temió un primer encuentro y no se reunió con él hasta dos días más tarde, e hizo promesas que fueron aplazadas una y otra vez

Gracias a la intermediación de Kersten, en abril de 1945 los presos escandinavos que habían sobrevivido a los campos pudieron llegar en autobuses blancos de la Cruz Roja sueca al Campo de concentración de Neuengamme, desde donde se les llevó a Dinamarca y, luego, a Suecia.

El 19 de abril de 1945, Kersten desembarca en Berlín, junto con Norbert Masur, representante del Congreso Mundial Judio.

En pleno caos, con los soviéticos acechando, Kersten y Mansur llegan a Hartzwalde, a una cita con Himmler.

Kersten lo había negociado con Himmler poco antes y había redactado un documento para sellar el acuerdo. Kersten bautizó ese documento como "contrato en nombre de la humanidad". 

Kersten consiguió que Himmer firmara el documento y, gracias a ello, logró que los campos de exterminio no fueran dinamitados por las SS, que se izara la bandera blanca en los campos cuando llegaran los Aliados, que los judíos fueran tratados como los demás prisioneros, que se autorizara a Suecia a entregar víveres a los prisioneros judíos y que se liberara inmediatamente a las mujeres del Campo de Ravensbruck.

El Congreso Judío Mundial acreditó oficialmente que Kersten había salvado a sesenta mil judíos. Ello sin mencionar a todos los prisioneros o condenados a muerte que supo rescatar de las garras del Tercer Reich.

Sin Kersten, Holanda hubiera sido asolada y saqueada, y sus habitantes habrían sido deportados  junto a los judíos a los campos del Este de Europa.

Escrito y dibujado por Patrice Perna, el albúm "Kersten. Médico de Himmler", que fue publicado, en julio de 2019, por Ponent Mon, tiene 96 páginas a color y puede ser adquirido por un precio de 24,00 euros.

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