Tras cuatro años de docencia enseñando francés a colegiales, el último de los padres de la señorita Pym falleció dejándole una herencia de doscientas cincuenta libras al año. Ese mismo día, la señoria Pym se secó las lagrimas con una mano mientras con la otra entregó su carta de renuncia.
La directora le respondió, con envidia y una absoluta falta de compasión, que el valor del dinero sube y baja de forma imprevisible y que doscientas cincuenta libras no la dejarían mucho margen para permitirse llevar la vida culta y civilizada a la que estaba acostumbrada.
Pero la señorita Pym se mantuvo firme, alquiló un piso de lo más civilizado, lo suficientemente alejado de Camden Town como para estar cerca de Regent´s Park. Siguió dando clases de de francés de forma esporádica para equilibrar el balance entre sus gastos e ingresos -o cuando se acercaba la hora de pagar la factura del gas- y dedicó su tiempo libre a leer libros de psicología.
El primero lo leyó por curiosidad, ya que le parecía un tema interesante. Los demás para comprobar si el resto eran igual de estúpidos. Después de leer unos treinta y siete libros, llegó a desarrollar su propias ideas sobre el tema, por supuesto muy diferentes a las expuestas en esos treinta y siete volúmenes.
De hecho, todos aquellos ensayos le parecieron completamente absurdos y la enfurecieron de tal forma que empezó a tomar notas donde refutaba sobre la marcha todas aquellas teorías, notas que se convirtieron en un libro en el que, por vez primera, alguien hablaba sobre psicología sin utilizar la jerga especializada y con argumentos que alanzaban altas notas de sutileza..
Y resultó que, en aquella época, el público británico se había hartado de tanta novela y de Freud y toda su troupé. Anhelaban algo nuevo y resultó que ese algo fue la señorita Pym.
Y así, de forma totalmente inesperada, la señorita Pym se despertó una mañana siendo famosa y convertida en autora de un superventas. Durante meses, su libro fue un best seller y la señorita Pym empezó a dar conferencias sobre su tema a los miembros de la sociedad más erudita.
Un día fue invitada por Henrietta, una antigua compañera de colegio, a dar una conferencia en Leys, la prestigiosa escuela de educación física para jovencitas situada en plena campiña inglesa.
A primera vista, y a pesar del extenuante ritmo de estudios, todo allí resultaba ideal: la Segunda Guerra Mundial acababa de terminar, el aire de los jardines era vivificante, las jóvenes alumnas, que supuestamente se pasaban el día trabajando su musculatura, no podían ser más inteligentes y amables y el variopinto profesorado resultaba sugerente y cabal.
Sin embargo, bajo la atenta y analítica mirada de la señorita Pym, esa imagen de apacible rutina fue, poco a poco, desmontándose a partir de pequeños y enigmáticos incidentes que hicieron aflorar el lado menos amable del internado, revelando un apasionante puzzle de piezas desencajadas que solo la señorita Pym pudo resolver en un sorprendente desenlace.
Escrita en 1946 por Josephine Tyne, "La señorita Pym dispone" es una novela de misterio diferente que puso de manifiesto el enorme talento de análisis psicológico de la señora Tyne para crear tramas plagadas de giros inesperados y finales sorprendentes..
"La señorita Pym dispone", que fue publicada, en abril de 2015, por la editorial Hoja de Lata y que cuenta con una excelente traducción de Pablo González Nuevo, tiene 319 páginas y puede ser adquirido por un precio de 21,90 euros.
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